miércoles, 18 de noviembre de 2009

JEAN BAPTISTE LA SALLE




En la educación, el niño ha de permanecer en su naturaleza de niño. “Dejad madurar la infancia en el niño”. Con esta profunda expresión plantea el problema de la EDUCACIÓN PROGRESIVA. Como el niño no es el mismo en todas las edades que recorre, los recursos educativos han de adaptarse a las sucesivas etapas de su desenvolvimiento, a los cambiantes intereses y aptitudes de su desarrollo; la educación, en suma, debe ser GRADUAL.Para Rousseau, la educación del niño debe surgir del libre desenvolvimiento de su ser, de sus propias aptitudes, de sus naturales tendencias. La experiencia debe suplir el mandato imperativo del maestro.El concepto riguroso de la educación negativa, no excluye la prudente dirección del maestro. “Llamo EDUCACIÓN POSITIVA la que tiende a formar prematuramente el espíritu del niño, y ha de instruirle en los deberes que corresponden al hombre. Y llamo EDUCACIÓN NEGATIVA a la que tiende a perfeccionar los órganos, que son los instrumentos del conocimiento, antes de darle contenido alguno, y que procura preparar el camino a la razón por el ejercicio adecuado de los sentidos. Una educación negativa no supone un período de pereza. No da ninguna virtud, pero protege del vicio; no inculca la verdad, pero protege del error. Prepara al niño para que siga el camino de la verdad, cuando llegue a la edad de comprenderla; y el de la bondad, cuando pueda reconocerla y amarla”

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