La educación del siglo XVIII se puede considerar que ha estado influida por dos de sus planteamientos. En primer lugar, la hipótesis de que la educación hace a la persona, lo que se opone al modelo agustiniano y también al cartesiano que suponen un cierto innatismo y otorga a la educación un lugar secundario en el desarrollo humano. Así, Locke señala: "Creo poder asegurar que de cien personas hay noventa que son lo que son, buenas o malas, útiles o inútiles a la sociedad, debido a la educación que han recibido", por lo que esta se convierte en el motor del desarrollo humano. En su libro Ensayo sobre el entendimiento humano Locke plantea la hipótesis de que el hombre nace con su "mente en blanco", como una tabula rasa a la que se va dando forma o grabando con sus experiencias. Aunque Locke creía en la existencia de talentos y habilidades naturales, defendió esta postura contra el innatismo.Por ello alerta a los padres a que estén atentos a esas habilidades o talentos que sus hijos pueden mostrar y a que les proporcionen las actividades adecuadas para su mejor desarrollo.La segunda aportación de Locke a la educación de su época se refiere a otro principio, el del empirismo. Puesto que el aprendizaje se realiza por asociación de ideas, este aprendizaje es básico en la infancia de los niños. Las estructuras que forman los niños es importante que sean de calidad y no estén dañadas por falsas asociaciones. De este modo, Locke se convierte en defensor de una educación de calidad para los niños desde el momento que nacen y considera un error muy grave dejarla en manos de sirvientes poco educados.
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